2010/11/08

Caricatura enamorada

El otro día recibí un email preguntándome si todavía hacía caricaturas. Tenía varios (muchos) encargos en la bandeja de entrada, en carpetas del ordenador, por todos los lados (lo confieso, soy bastante desordenado). Me emocionaba cuando me los pedían, y a veces era yo mismo el que se ofrecía voluntario a dibujar personas agradables con las que misteriosamente todavía me cruzaba en mi arrastrada vida; pero la urgencia de responder a encargos pecuniarios siempre posponía el momento feliz del pintar esos retratitos, y cuando volvía a estar algo libre para enfrentarme a ellos, el encanto había desaparecido, y lo dejaba para otro momento, procrastinando alegremente, perdiendo el tiempo en twitter y facebook en lugar de cumplir lo prometido...

Pero este email tenía algo diferente, o tal vez me pilló inspirado, descansado, con ganas, no sé. En la foto aparecía una chica y un chico, estaba hecha con el móvil, extendiendo el brazo y apuntando hacia dentro, un auto-retrato, pero con buena compañía; ya sabéis, lo habréis hecho alguna vez, seguro.

La chica, A..., que era quien me había pedido el encargo, quería sorprender a su chico con un retrato de ambos. Cuando me puse a dibujarlo (primero copio la foto en papel con lápiz, a mano) me fijé en detalles que antes habían pasado desapercibidos. No sabría decir por qué, pero me pareció que la unión de ambos era algo maravilloso. Líneas de dirección del dibujo de un rostro seguían en el otro, como si fuera una única construcción. Cuerpos arrejuntados hasta crear arrugas en la ropa del otro, como si se incrustaran. Ojos con un brillo especial. No sé. Los emails que intercambiamos (yo tenía algunas dudas fisionómicas, no percibía ciertos detalles porque la foto era muy oscura) me dejaron bien claro que la chica estaba totalmente colada por él. Sentí admiración. Y simpatía, porque A. era alegre y fresca. Empezamos a telecomunicarnos a través de las redes sociales de internet, comentando detalles del proyecto, sin darnos cuenta de que la sorpresa podía ser descubierta así. Su chico, aunque no se encontraba en la ciudad, también tenía acceso constante a internet a través de modernos aparatos portátiles... Acabé la caricatura (más bien retrato) y a A. le encantó, incluso se la enseñó a compañeros de trabajo y amigos. Esta es:



Finalmente tuve el placer de tomar una cerveza con ella, y hablar de todo esto. Y es que no hay nada como colaborar en proyectos humanizados, donde puedes tratar directamente con personas reales, personas de carne y hueso, personas enamoradas.